Cómo Encontrar Algo Interesante
Evitá las distracciones, salí del estancamiento y reconectá con tu curiosidad para crecer.
¿Qué es más interesante que ir detrás de estímulos que solo te traen una gratificación inmediata?
Desarrollar ‘intereses individuales’.
¿Qué es un interés individual? Hoy voy a hablar sobre eso. Cómo podés desarrollarlo, y cómo activar tu curiosidad para que te guíe por ese camino.
Pero entendé esto: el interés que quieras desarrollar va a depender de vos mismo. Entonces, tiene que ser algo que te cautive genuinamente, no algo que te atrapa por un rato.
Esta es la parte 2 de la edición de la semana pasada. Hablé sobre la causa de sentirse estancado y vacío, por qué era un problema de dirección y no de disciplina, y cómo definir una visión que te oriente correctamente.
Podés leerla acá si no lo hiciste (te lo recomiendo si querés aprovechar esta edición al máximo).
Y si lo hiciste, es muy probable que te hayan quedado algunas preguntas sin responder. Hoy voy a trabajar en contestarlas.
Empecemos.
¿Qué es la curiosidad?
La curiosidad es la fuerza que dirige tu interés.
Todo lo que te interesa, va a ser exclusivamente subjetivo. Porque todos pueden exponerse al mismo contenido, mismos datos o mismas experiencias, y aún así, interesarse por cosas diferentes.
Más, si tienen distintos objetivos en mente.
Hasta el día de hoy nadie pudo descifrar científicamente por qué nos interesa lo que nos interesa. Por eso me suelo apoyar en la interpretación de Jordan Peterson sobre el acercamiento de Carl Jung.
Jung habla sobre la individuación: un proceso por el cuál cada uno se desarrolla para convertirse en esa versión suya en la que es todo lo que podría ser. Tu totalidad.
Peterson explica que dentro de ese marco, aquello que te guía hacia esa totalidad es tu curiosidad. Y entiende la curiosidad, al igual que la exploración o el deseo de una aventura, como una motivación ‘madura’.
Porque seguir tu curiosidad, significa comprometerte con aquello que te interesa más allá de la frustración, la confusión y el desorden que trae expandir lo que ya conocés.
Atravesar todo eso, requiere de un grado importante de esfuerzo, dedicación y responsabilidad.
Ponés el compromiso con esa exploración por encima de tu comodidad.
Y así, revolucionás por completo tu estructura de motivación: el esfuerzo mismo se transforma en recompensa.
Muchas cosas van a llamar tu atención, comprometerte con tu curiosidad es perseguir aquello que te atrapa y atravesar ese interés superficial inicial.
La edición pasada me centré en explicar toda esta dinámica y cómo definir una dirección en la cual orientarte. En esta segunda parte, la idea es darte un mapa para transitar ese camino.
Habíamos dicho que necesitabamos algo más interesante y llamativo que lo que nos ofrece el celular y las redes sociales. Y me quedó pendiente responder la pregunta de sobre qué aprender.
Entonces, el primer punto con el que me voy a centrar es el de cómo activar la curiosidad para poder encontrar algo que aprender.
La obsesidad mental y el miedo de enfrentar la propia ignorancia
Para poder ‘activar’ tu curiosidad, primero tenés que superar 2 problemas principales:
La sobreestimulación y la evasión de tu propia ignorancia.
Ambos obstáculos generan una falta de apetito y una desconexión con tus intereses, que te devuelven a ese estado de estancamiento que hablamos la semana pasada.
Estos dos problemas apagan nuestra motivación por explorar, descubrir, y aprender.
Primero, estar consumiendo contenido ‘vacío’ constantemente, te satura y a la vez te drena de toda la energía cognitiva que necesitás para explorar más allá de un interés momentáneo.
El contenido superficial y altamente estimulante es como comida chatarra. Te saca el hambre pero no te nutre realmente. Sí, es más tentador y fácil de obtener, pero si eso es todo lo que consumís, vas a terminar obeso y desmotivado.
El segundo problema que aparece frecuentemente es el de no reconocer la propia ignorancia. Si creés que ya sabés suficiente y que no necesitás más información, te ahorrás de tener que testear constantemente si lo que sabés es realmente suficiente.
A veces, evitamos investigar más allá de lo conocido y de cuestionar nuestras propias ideas y conocimiento por miedo a que lo que ya sabemos no sea del todo cierto o preciso.
Es enfrentarse a darse cuenta de que no estás donde pensaste que estabas. Y eso trae consigo una ansiedad desestabilizadora.
Entonces, nos escondemos detrás de argumentos, datos y opiniones que son ‘cómodos’ pero no hacen más que limitarnos.
Encerrarte ahí puede desconectarte por completo de tu curiosidad. Y según George Loewenstein, la curiosidad surge cuando reconocés una brecha de información.
Entre lo que sabés y lo que no.
Dice que ser consciente de esa brecha es lo que le da fuerza a tu curiosidad. Es lo que te impulsa a explorar y descubrir, y sin esa “falta” no hay activación de la curiosidad.
Entonces, si te escondés de enfrentar el caos que puede traer reconocer que no sabés suficiente o que lo que sabés no es correcto, ese impulso por aprender va a perder intensidad, y al igual que la sobreestimulación, te va a dejar desorientado y vacío.
Ahora que identificamos los obtáculos que te desconectan de tu curiosidad, podemos volver a la pregunta que quedó pendiente:
¿Sobre qué aprendo?
Vamos a responder esta pregunta dentro del marco de desarrollo de un “interés individual”.
Que, como dije al principio, es algo que va a depender exclusivamente de cada uno. Pero la estructura es la misma para todos.
El interés individual, es un concepto desarrollado por Suzanne Hidi y K. Ann Renninger, y se refiere a una forma de motivación intrínseca que tiene durabilidad, profundidad y autonomía.
Es un interés fortalecido que se desarrolla progresivamente y está asociado al placer, la curiosidad, la persistencia ante la dificultad y la satisfacción personal.
No es algo pasajero, sino que:
Se mantiene a lo largo del tiempo
Implica la construcción de un conocimiento consolidado sobre el tema
Y no depende de estímulos o recompensas externas para activarse
Justo lo que estamos buscando.
De esta manera, tenés algo que cumple su función como sustituto, reconfigura tu sistema de recompensas y te impulsa a aprender y crecer.
Mientras te orientes correctamente y le des lugar a tu interés, vas a ir por buen camino:
El interés está asociado a un mejor procesamiento de la información (mayor interés = mayor profundidad y coherencia en la comprensión y la representación de lo aprendido).
Eso hace que el aprendizaje sea más efectivo, pero que también, que lo disfrutes más.
Adquirís herramientas que te permiten salir de las creencias, ideas, y el conocimiento que te mantienen atado a las cadenas de tu estancamiento.
Entonces, veamos cómo se desarrolla ese interés.
La curiosidad como brújula para el desarrollo de tu interés individual
Hidi y Renninger plantearon un modelo de 4 fases para explicar el desarrollo del interés individual.
Este tipo de interés tiene una estructura y sigue una serie de pasos. Por eso, veamos cómo se da ese desarrollo y qué podés hacer para ponerlo en práctica.
Las 4 fases del desarrollo del interés
1) Disparo del interés situacional
Un interés situacional es un interés provocado por algo externo en tu entorno y capta tu atención de manera repentina o sorpresiva.
Es breve, no requiere conocimiento previo, y es el tipo de estímulo más común porque se da recurrentemente cuando entrás en cualquier red social, cuando caminás por la calle, etc.
Ejemplos: Un video que te muestra una idea nueva o llamativa, una frase en un libro, el diseño de un cartel o los colores de una pintura.
2) Interés situacional mantenido
Ese interés inicial se sostiene porque identificás una “brecha de información”:
Esa sensación de incompletitud o incertidumbre que sentimos cuando identificamos que hay más información disponible, pero que todavía no tenemos. (De lo que hablamos antes)
Se genera cierta incomodidad que nos motiva a cerrar esa brecha con nueva información. Esa es la fuerza de atracción de tu curiosidad. Hay algo ahí que te llama.
En esta etapa, ese llamado de atención se transforma en una exploración activa.
Querés saber más, entenderlo mejor o descubrir qué esconde.
Ejemplos: ves más videos sobre ese mismo tema, investigás, tomás notas, te hacés preguntas, lo relacionás con otros conocimientos o experiencias.
“La curiosidad surge cuando la atención se enfoca en una laguna del propio conocimiento. Más precisamente, se despierta cuando una persona toma conciencia de la brecha entre lo que sabe y lo que quiere saber.”
— George Loewenstein
3) Interés individual emergente
Reconocés que el tema te interesa y empezás a investigarlo por tu cuenta.
El tema de cautiva, te sentís motivado internamente a aprender más sobre eso, y te involucrás por iniciativa propia a expandir más sobre lo que sabés de eso.
Se vuelve algo particular y empieza a ocupar mayor espacio mental en tu cabeza. Vas sentando una base sólida del tema.
Ejemplos: te comprás un libro, empezás a escribir o a hablar con otros sobre el tema.
4) Interés individual bien desarrollado
Se convierte en una parte tuya, una fuente estable de motivación intrínseca. Aprender se vuelve un fin en sí mismo. Te sentís constantemente atraído a ese tema, conocés autores, conceptos y teorías al respecto.
Te enfrentás constantemente a nueva información que querés integrar en el modelo que usás para representar el tema y querés entenderlo con mayor profundidad.
Ese esfuerzo sostenido te produce una satisfacción profunda que no depende de recompensas externas.
Ejemplos: creás un proyecto, enseñás sobre el tema, es parte de tu estructura mental y de quien sos.
Ahora veamos cómo llevar este modelo a la práctica.
3 pasos para orientarte hacia el desarrollo de intereses individuales
1) Cambiá el algoritmo
Ya hablé muchas veces de esto. Cambiar el algoritmo significa entrenarlo para que te muestre contenido más nutritivo.
Ese tipo de contenido va a ser más denso de consumir, entonces las redes sociales van a dejar de ser un escape y van a pasar a ser un lugar al que podés entrar para cruzarte con nuevas ideas, temas, y perspectivas.
Eso va a acostumbrarte a consumir contenido más ‘nutritivo’ y, por lo general, más extenso.
La única disciplina que vas a tener que aplicar es la de no caer detrás del contenido vacío (que no va a dejar de aparecer).
2) Consumí contenido de formato mediano
Una vez que cambies el algoritmo por uno más nutritivo, vas a ir encontrando creadores y temas que lleven ese interés inicial a uno mantenido.
Por lo general, cada creador o autor suele tener un lugar en donde profundiza aún más sus ideas y el tema que trata (Youtube, Substack, o algún blog o newsletter).
Suscribite a ellos y empezá a consumir contenido que vaya en mayor profundidad de lo que podés encontrar en formatos cortos dentro de Tiktok o Instagram.
Este es un paso de mayor compromiso, pero no tan grande como puede ser comprar un libro o hacer un curso (paso que podés dar más adelante).
Así, vas a pasar menos tiempo dentro de redes sociales donde hay estímulos constantes, vas a mejorar tu capacidad de atención y concentración y vas a configurar tu sistema de gratificación para que te brinde recompensas a partir de un estímulo que no es inmediato.
3) Hacélo propio
Por último, todo lo que consumas, hacélo propio. No voy a entrar en detalle porque ya hablé de esto hace unas semanas.
Pero no te quedes en simplemente consumir, memorizar y repetir. Esa es simplemente otra distracción más sofisticada.
Escribí las ideas que te surgen al respecto, dibujá ilustraciones que encapsulen lo que aprendés, anotá las cosas que te atrapan, creá. Capturá, expandí y conectá todo lo que te interesa, por más de que todavía no entiendás el significado ni por qué te llama la atención.
Puede que lo descubras más adelante.
Una regla que incorporé últimamente y que marcó una diferencia rotunda es: Con cualquier cosa con la que interactúe, dejar un comentario.
Esto es para un libro o cualquier publicación en redes sociales. Si subrayo, doy like o lo guardo, dejo un comentario sobre alguna idea que se me vino a la mente para complementar eso, la interpretación que hice al respecto o el impacto que me generó esa pieza.
El principal problema con el interés es que, la mayoría de la gente no atraviesa la etapa de ese interés inicial que es superficial. Su atención se va con una cosa, después otra, y otra, y así.
No hay un compromiso por explorar más allá de ese primer llamado de atención. Ese compromiso es con tu propia curiosidad. Es lo que te impulsa a querer saber más, y hacerlo, dejando la comodidad mental de lado.
Hay muchísimo contenido útil y valioso en redes sociales. Entonces, utilizado correctamente, puede ser la mejor herramienta para aprender.
Porque te expone a distintos temas y te da un puntapié inicial para que puedas decidir sobre qué camino adentrarte.
Además, te da un acceso directo a miles de expertos sobre cualquier tema. El punto está en usar esta herramienta con el propósito de explorar activamente y hacer el esfuerzo de aprender.
Y como ya vimos la edición pasada, si no tenés una dirección que te guíe, vas a terminar perdido detrás de las miles de cosas que despiertan un interés breve pero pasajero, sin poder atravesar la primera etapa de este proceso.
Poner tu crecimiento como el objetivo definitivo te va a inclinar hacia el aprendizaje constante.
Eso va a presentarte una dirección.
Esa dirección va a predominar por encima del resto, quitándole relevancia a todo lo que caiga fuera de eso.
En lugar de perseguir estímulos pasajeros, podés construir algo que te dé dirección, profundidad y motivación: un interés individual.
Gracias por leer.
Buena semana, que te diviertas.
Bautista.